Leer ARTÍCULO |
Detrás de esta idea de "el tema es una pregunta existencial" está una de mis obras favoritas de Kundera: "El arte de la novela", de la que estudiamos algunas partes con el equipo de Español de Telesecundaria, cuando intentábamos deshacer el nudo del "tema del tema" . En mi caso, también ayudó mucho el interesante librito "El libro infantil y juvenil alemán en la actualidad", de Winfried Freund, que en breves ensayos nos lleva a las profundidades de obras tan entrañables y aparentemente "simples e infantiles", como los cuentos del duendecillo de pelo anaranjado Pumuckl (de Ellis Kaut), las ensoñaciones del solitario niño Hannes Strohkopp (de Janosch), o los múltiples deseos de Bastián, el niño gordito y miedoso protagonista de La historia interminable (de Michael Ende).
Al final del camino, yo diría, llegamos al "Templo de las mil puertas", lugar tranquilo pero opresivo del que nos vemos compelidos a salir abriendo una de las infinitas puertas que inevitablemente nos llevan a un camino sin retorno pero que debe ser vivido para poder saber lo que es vivir. El terror que causa la duda de cuál puerta abrir se supera sólo "probando" sin saber bien a bien a dónde vas. ¿De qué trata la literatura infantil y juvenil (y la adulta y la anciana)?, de eso, de abrir puertas y descubrir preguntas y caminos vitales de los que ya no se regresa, pero que nos llevan a otros templos de las mil puertas, donde tendremos que eligir de nuevo una para seguir probando y entendiendo de mil maneras distintas lo que es vivir y existir, con dolor y miedo, pero también con imaginación y emoción.
Bueno, además de recomendarles mucho el artículo de Ma. Esther, este post me sirve de pretexto para pensarle sobre la plática que daré en Huejutla, titulada: "¿Qué significa leer? (ya en serio...)"