30 nov 2010

No me hagas hablar de Ciudad Juárez



Juárez: tan lleno de sol
y desolado (Arminé Arjona)

“No me hagas hablar de Ciudad Juárez, porque me pongo a llorar”, me dice Ivonne Ramírez con su marcado pero suave acento norteño. Estamos en el Museo Carrillo Gil, al sur del DF, esperando a que empiece el Foro “Juárez Resiste”, donde Ivonne hará retumbar la sala con su voz de arena. 

Ivonne llegó este 2010 a Toluca, junto con su esposo y sus dos hijos. Se considera a sí misma una exiliada (“porque lo soy, no dejé Juárez por gusto”). Y se le nota. Lleva meses resistiendo la nostalgia por su Juárez querido, y enfrentando a la vez el conservadurismo mexiquense. “Aquí la gente me discrimina por mi manera de vestir, o por cómo llevo el pelo, o por mi tatuaje, o por mi forma de hablar. Tampoco ven bien que una mujer ande sola en la calle, y menos leyendo cuentos a los niños en la plaza principal de Toluca”. 

La moderadora del evento da inicio presentando a Ivonne: “Nació en Chihuahua, México, en 1980. Es activista, promotora de lectura, integrante del colectivo feminista Palabras de Arena. Estudió Literatura y es investigadora y coordinadora de programas artísticos socioculturales.”

Va un adelanto de uno de los mejores discursos que hemos escuchado en los últimos años de una promotora de lectura en México:


La promoción lectora y el activismo cultural como urgencia catártica y postura política en Ciudad Juárez

Por Ivonne Ramírez

En Ciudad Juárez siempre existió un arte dicotómico muy marcado: antes o era una práctica underground o era un arte selectivo, propio de un grupo minoritario con buena posición socioeconómica, regularmente. A partir de la intensificación de la violencia a principios del 2007 la comunidad juarense se vio urgida a buscar medios catárticos en los cuales refugiarse para confrontar la nueva fatídica realidad a la que los gobiernos y el narcotráfico les orillaban. No sólo eso, en la ciudad surgía una proliferación de activistas, artistas, intelectuales, universitarios(as), con un interés precipitado por reunirse, organizarse y dialogar. Ya no eran solamente aquellos grupos distinguidos. El arte urbano y el activismo cultural tomaban las calles, hecho inaudito e histórico puesto que en la ciudad muy escasamente se organizaban manifestaciones o eventos culturales callejeros. La atroz circunstancia nos impulsó a tomar en colectividad los espacios públicos y privados, con objetivos comunes: oponernos a la violencia que se ha implantado, desarrollar una conciencia social, sensibilizar a nuestras comunidades, dominar el miedo y más que nada hacer del arte un medio y una catarsis para sobrevivir emocionalmente al menos a esa catástrofe.

Para el Colectivo feminista Palabras de Arena, la única manera de encarar el porvenir siniestro que ya preveíamos fue promover la literatura sobre todo concentrándonos en grupos marginados a los que nunca habían llegado textos literarios; sin embargo, nuestros alcances trascendieron pues toda la comunidad juarense se volvió vulnerable. La criminalización de la juventud y la aprensión hacia congregaciones de personas, obstruyeron los propósitos. El fomento de la lectura en un contexto violento como el de Ciudad Juárez ya no se relaciona solamente con el hecho de formar hábitos lectores y/o lectores jubilosos, sino con una responsabilidad cívica y humanitaria, asumiendo una posición política en pro de la no violencia y contra los crímenes de Estado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario