28 abr 2017

El tema del tema



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Este breve artículo de María Esther Pérez Feria me recuerda las discusiones que hace años tuvimos sobre "el tema del tema", cuando estábamos diseñando los nuevos materiales de Telesecundaria, con el equipo de autores del que ella fue parte importante. ¿De qué trata un texto literario (un cuento, una novela, una película...), y por qué incluirlo o no entre los materiales de lectura que se enviarían a los alumnos de todo el país? Fue una de las preguntas que nos hicimos, y creo que llegamos a una respuesta clave que, intuyo, pone en juego Ma Esther en estas reseñas de los libros de Wolf Erlbruch: "el" tema de una obra es esencialmente una pregunta existencial, es decir una pregunta que toca un problema vital de la existencia humana: ¿para qué estamos en el mundo?, ¿por qué nos persigue la muerte y cómo convivir con ella?, ¿cómo tener un hijo?, ¿por qué existe la fealdad y cómo lidiar con ella cuando ésta se ve en el espejo?, ¿qué significa "crecer" y cómo ahuyentar el gran miedo que nos provoca?

Detrás de esta idea de "el tema es una pregunta existencial" está una de mis obras favoritas de Kundera: "El arte de la novela", de la que estudiamos algunas partes con el equipo de Español de Telesecundaria, cuando intentábamos deshacer el nudo del "tema del tema" . En mi caso, también ayudó mucho el interesante librito "El libro infantil y juvenil alemán en la actualidad", de Winfried Freund, que en breves ensayos nos lleva a las profundidades de obras tan entrañables y aparentemente "simples e infantiles", como los cuentos del duendecillo de pelo anaranjado Pumuckl (de Ellis Kaut), las ensoñaciones del solitario niño Hannes Strohkopp (de Janosch), o los múltiples deseos de Bastián, el niño gordito y miedoso protagonista de La historia interminable (de Michael Ende).

Al final del camino, yo diría, llegamos al "Templo de las mil puertas", lugar tranquilo pero opresivo del que nos vemos compelidos a salir abriendo una de las infinitas puertas que inevitablemente nos llevan a un camino sin retorno pero que debe ser vivido para poder saber lo que es vivir. El terror que causa la duda de cuál puerta abrir se supera sólo "probando" sin saber bien a bien a dónde vas. ¿De qué trata la literatura infantil y juvenil (y la adulta y la anciana)?, de eso, de abrir puertas y descubrir preguntas y caminos vitales de los que ya no se regresa, pero que nos llevan a otros templos de las mil puertas, donde tendremos que eligir de nuevo una para seguir probando y entendiendo de mil maneras distintas lo que es vivir y existir, con dolor y miedo, pero también con imaginación y emoción.

Bueno, además de recomendarles mucho el artículo de Ma. Esther, este post me sirve de pretexto para pensarle sobre la plática que daré en Huejutla, titulada: "¿Qué significa leer? (ya en serio...)" 

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