Al igual que un muy buen libro, me fue preciso traspasar las primeras "páginas" (los primeros minutos) de esta conferencia magistral que Enrique Dussel ofreció en la Universidad Simón Bolívar (Ecuador) para entrar a las profundidades de un pensamiento decolonial complejo pero lúcido y nítido, indispensable para quienes, aún sin saberlo, somos parte de los movimientos antisistémicos que recorren el mundo en estos tiempos.
En su charla, Dussel hace una revisión de las ideas de los pensadores que han conceptualizado el poder político como dominación, para luego contraponer las visiones alternativas que han surgido en América Latina, desde el momento de la conquista hasta el siglo 21. Finalmente llega a plantear su interesante tesis de que la ética no es una cuestión de "valores" sino un principio fuerte, absolutamente material, de afirmación de la vida: "La ética son principios normativos en vista de la vida, en vista de la legitimidad y de la eficacia".
El título de la conferencia es "Los principios normativos de la ética en la política en América Latina" y aquí va, sin mayor trámite. Debajo algunas notas que tomé para quien desee leerlas, y una semblanza del autor.
(OJO: si no ves el recuadro del video, ve directo al blog para poder verlo)
NOTAS DE GREHZ:
Existe una desconfianza y una visión negativa de la política y los políticos: están corrompidos. Y en América Latina eso fue desde Colón, porque tuvimos Vi-reyes, ni si quiera Reyes, que fueron una élite de gente traída de España para hacer “su” América. Y los criollos después, tan "héroes bicentenarios", ocuparon el lugar de los virreyes hasta hoy. Por eso el pueblo está esperando la emancipación. Por eso Martí y Mariátegui hablaron de la 2ª emancipación, que en realidad será la primera. De manera que los gobiernos en general, históricamente en América Latina, han sido puestas por las minorías, las minorías metropolitanas más allá del Atlántico, o las minorías oligárquicas de América. Así que hay motivos para dudar de la honestidad de nuestros gobernantes.
Para contextualizar esta historia hay que revisar el debate sobre qué hacer después de la Revolución: Marx, Lenin, Bakunin, Gramsci, Meszaros... En la Unión Soviética se pasó primero de “todo el poder a los soviets” a “todo el poder al comité central”. Así que se pasa de un anarquismo de democracia directa de asambleas de obreros y campesinos, una Comuna de París, a una burocracia central, bajo la presión de los ejércitos de Europa occidental en la 1ª Guerra Mundial.
Para contextualizar esta historia hay que revisar el debate sobre qué hacer después de la Revolución: Marx, Lenin, Bakunin, Gramsci, Meszaros... En la Unión Soviética se pasó primero de “todo el poder a los soviets” a “todo el poder al comité central”. Así que se pasa de un anarquismo de democracia directa de asambleas de obreros y campesinos, una Comuna de París, a una burocracia central, bajo la presión de los ejércitos de Europa occidental en la 1ª Guerra Mundial.
El dilema de los movimientos sociales/populares es, entonces, quedarse en el ámbito de la sociedad civil o hacer historia pasando al ámbito de la sociedad política… pero a riesgo de corromperse.
Vamos a América latina: primero una etapa de los 1930s a 1954, de gobiernos populistas, en el sentido de lo mejor que hubo en el siglo 20, los gobiernos de Perón en Argentina, de Cárdenas en México, de Vargas en Brasil. Esa etapa termina en 1954 cuando EU organiza el golpe de estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala. Ahí empieza la etapa en la que todavía vivimos: la dependencia norteamericana. Empieza la etapa de 20 años de dictaduras militares organizadas por el Departamento de Estado de EU, cuyo héroe es Henry Kissinger, quien termina por dar el golpe de estado también en Chile y hoy se pavonea en las calles de Washington como un héroe, sin que nadie lo juzgue…
A esa etapa tremenda le sigue otra etapa que inicia en 1984, con la elección del gobierno “democrático” en Brasil. Una etapa de democracia formal dentro del Consenso de Washington, donde aparecen gobiernos “democráticos” para pagar la deuda: Carlos Menem en Argentina, Carlos Salinas de Gortari en México, privatizando todas las empresas del estado, empobreciendo al estado y desatando una crisis espantosa.
De ahí viene una reacción a fines de los 90, una cierta “primavera política”, con Kishner en Argentina, Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia… de manera que cambia la fisonomía política en América Latina, excepto en tres países: México, Colombia y Chile. Tenemos gobernantes que fueron perseguidos políticos o exguerrilleros en Paraguay, Brasil, Bolivia, etc.
¿Qué significa esto? Que en América Latina la izquierda pasa de ejercer la política como crítica de lo establecido, al reto de elaborar una teoría política positiva para gobernar a los países con gente que al menos se parezca más a sus pueblos.
El tema es, entonces, que hay que pensar en una política que no se funde en una negatividad fundamental: el concepto de poder como dominación, que es el concepto que viene desde los clásicos: Hobbes, Locke, Hume, Kant y hasta Lenin, quienes entienden el poder político se entiende como dominación. El mejor ejemplo es Max Weber: el poder es “dominación legítima de obedientes". Esa es la definición moderna de poder político.
Entonces, este es un concepto negativo de poder: si yo acepto que el poder polítco es dominación y que toda institución es burocrátiva, entonces yo debo NO intervenir en política y NUNCA entrar en el plano político, y dejo a todos los gobiernos con la obligación de disolver el estado!
Aquí entra la definición de poder político de los zapatistas en México. Ellos dijeron: “Nos llegó a nosotros una palabra rara, “democracia”, desde Europa, y nosotros entendimos que, según ésta, los que mandan, mandan mandando. Pero para los pueblos indígenas los que mandan, mandan obedeciendo.”
Entonces, los zapatistas dijeron: “El poder político NO ES dominación, señor Weber, señor Kant, señor Hobbes, señor Ginés de Sepúlveda y todos nuestros conquistadores; sino que es un poder obediencial. ¿A quién debe obedecer el que ejerce el poder delegado? Al pueblo.”
Entonces, esto permite redefinir la política positivamente porque da posibilidad a los movimientos sociales, populares y antisistémicos de cruzar el umbral y entrar a la política para que de esta manera se produzcan instituciones futuras que reproduzcan la justicia por la que estamos luchando…
¿Cómo proponer una definición de poder político contra Hobbes, contra Ginés de Sepúlveda? Tendríamos que ir a 1514, a la isla de Cuba, donde Bartolomé de las Casas, en el mero origen de la modernidad construye un discurso contra la modernidad: “Legítimo es el que se funda en el consensus populis, en el consenso del pueblo.”
De ahí pasa Dussel a argumentar su idea de que la esencia del poder es la “voluntad de vida”. El poder es una capacidad física, absolutamente material y empírica, de garantizar la vida, y la ética una fuerza que tiene implicaciones de vida o muerte: La ética son principios normativos en vista de la vida, en vista de la legitimidad y de la eficacia...
ENRIQUE DUSSEL nace el 24 de diciembre de 1934, en el pueblo de La Paz, Mendoza, Argentina. Exiliado político desde 1975 en México, hoy ciudadano mexicano, es profesor en el Departamento de Filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, Iztapalapa, ciudad de México), y en el Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Ciudad Universitaria). Licenciado en filosofía (Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina), doctor en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, doctor en historia en La Sorbonne de Paris y una licencia en teología en Paris y Münster. Ha obtenido doctoradoshonoris causa en Freiburg (Suiza) y en la Universidad de San Andrés (La Paz, Bolivia). Fundador con otros del movimiento Filosofía de la Liberación. Trabaja especialmente el campo de la Ética y la Filosofía Política.
Tomado del Sitio Web ENRIQUE DUSSEL
Tomado del Sitio Web ENRIQUE DUSSEL
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